viernes, 8 de febrero de 2013

El yaravi



3. El yaraví arequipeño como expresión ideológica

Lo que en el presente trabajo se denominará Yaraví Arequipeño, está constituido por lo que en Arequipa, antes de 1862, se conocía con el simple nombre de Canciones; incluso el creador más célebre de yaravíes, Mariano Melgar, nunca los denominó así, pues en los manuscritos de sus obras -sean de mano propia o ajena- al referirse a lo que hoy denominamos "yaravíes" lo hacen bajo el calificativo de "canciones", (esta constatación la hizo el equipo que publicó últimamente las poesías de Melgar(1).  Este dato es un indicio para elaborar una hipótesis: la denominación de Yaravíes a Canciones que se creaban en Arequipa a partir di la Colonia, responde a una afán taxonómico y nominalista de algunos eruditos y viajeros como Antonio Pereyra y Ruiz, Mateo Paz Soldán(2), que basados en el parentesco musical y literario de las antiguas




Canciones con los Harawis Incaicos(3) las "bautizaron" como Yaravíes.
Inútil sería nuestro intento de volver al nombre original, con esta advertencia se utiliza en este contexto el de "YARAVÍ" y como apellido: AREQUIPEÑO" no tanto por su connotación geográfica, sino por lo que mostraremos en el presente trabajo que singulariza histórica y formalmente a este tipo de canciones, frente a otras con igual denomina­ción en otras zonas andinas.
Es necesario anotar que el lingüista Enrique Carrión Ordóñez pone en tela de juicio esta derivación del quechua, porque al castellanizarse el quechua no se conoce ningún caso de cambio de H por Y (Harawi-Yaraví) y porque las palabras quechuas al castellanizarse mantienen su acentuación grave, salvo en algunas interjecciones, en cambio la palabra yaraví es aguda; siempre para el mismo estudioso su derivación más lógica es del Aymara, aunque esta no es una conclusión.
Los Yaravíes arequipeños podemos caracterizarlos como las canciones amorosas, en que los versos -que adoptan formas métricas y estróficas específicas-, y la música -generalmente pentafónica en compases de 3|4 y 3|8 y en tonos menores-, armonizan para expresar el fatalismo, el individualismo, y la tristeza inmanente de sus creadores; cantadas ad libitum(4) por dúos de voces, con el acompañamiento de guitarra(s) y bandurria. Es necesario advertir que en esta caracterización y por razones de exposición, omitimos toda referencia histórico-social, referencia que es muy importante y objeto principal de este estudio y que, precisamente por estas razones, es tratada especialmente más adelante.

La forma
Los Yaravíes Arequipeños son CANCIONES porque combinan necesariamente letra y música al crearlos e interpretarlos.
Por ejemplo, a manera de ilustración consignamos la línea melódica y la letra de una de las estrofas del yaraví melgariano "Yo te dejaré de amar":



Es importante esta caracterización del yaraví como canción, pues de ella se deriva que muchos de los "yaravíes" de Mariano Melgar, no necesariamente son tales; pues la métrica y la forma estrófica de los versos no son SUFICIENTES para calificarlos de yaravíes, este criterio es discrepante de la mayoría de estudios sobre el yaraví, en que enfocan o su aspecto literario, o su aspecto musical; por ejemplo la más reciente y seria de las publicaciones de las obras de Melgar, la de la Academia Peruana de la Lengua afirma, en una nota crítica a los ver­sos titulados "Llegó el terrible momento":
"En el manuscrito no se da título a la compo­sición poética que reproducimos; pero por su espíritu, y por la forma estrófica, con tercetos de pie quebrado, utilizada en otros varios casos por Melgar, se trata indudablemente de un "yaraví". Es por lo tanto el texto auténtico más antiguo de los "yaravíes" melgarianos" (5).
Los versos a los que se refieren podrían ser de un yaraví que con el tiempo la transmisión oral perdió su música, pero, por lo menos, cabe la duda. Con igual criterio, pero en sentido inverso, en la misma obra no se considera yaraví sino glosa, precisamente al yaraví  (…) "Yo te dejaré de amar".
Los yaravíes arequipeños son canciones AMOROSAS: todos hacen referencia al amor entre el hombre y la mujer, respondiendo de este modo a la tendencia romántica popular de cualquier época; en todos, la referencia a este tipo de amor y más precisamente al amor no correspondido, es constante.  Esto diferencia en parte al yaraví arequipeño al de otras zonas donde si es posible hallar temáticas bucólicas, descriptivas o circunstanciales, como por ejemplo en el Yaraví Ayacuchano "Chaparroncito" (6):
Chaparroncito, Chaparroncito
mira, no me mojes,
que tengo manga corta.
Granizada, granizada
no me granices
que tengo poncho chico.
Ventarrón, ventarrón
no me ventees
que estoy andrajoso.
Diversión, diversión, divertirse,
hasta las espinas pisaría,
hasta las piedras estropearía.
¡Ay, Ayayai, ayayai!
Pastorcita:
subís a la lomadita
y el cóndor revuelve y revuelve.
¡Ay, Ayayai, ayayai!
Pastorcito:
trepáis a un montecito
y el halcón revolotea y revolotea.
¡Ay, Ayayai, ayayai!
Pastorcitos
os paráis en la pared del cerro,
y el zorro husmea y husmea.
Vamos, si o no;
al interior del río
a coger peces.
Vamos, si o no;
a la ribera
a apedrear patos

Es que el Yaraví Arequipeño sólo es una canción amorosa y de un amor no correspondido. El tipo de yaraví en cuestión se caracteriza además, porque sus versos son básicamente octosilábicos; salvo cinco  yaravíes de los sesenta recopilados todos tienen versos octosilábicos, algunas veces intercalados con versos pentasilábicos (pie quebrado).
Los cinco que escapan a la regla de los recopilados son los siguientes:

"La Despedida”             (10 sílabas)
Ya me voy a una tierra lejana,
a un país donde nadie me espere
donde nadie sepa que yo muera,
donde nadie por mi llorará.

Este yaraví es atribuido a don Mariano Lino Urquieta, político moqueguano de actuación pública en Arequipa a principios del presente siglo; por lo tanto, sería el más joven yaraví que he recopilado y ahí estaría la explicación a esta distinta métrica en la versificación. Es muy importante, que este yaraví sea o se le atribuya a don Mariano Lino Urquieta, por el movimiento político que él lideró y que nosotros analizaremos más adelante.
Otro de los yaravíes que escapan a la generalidad en este análisis es el conocido como "Quince años":

Hubo un tiempo feliz que yo te amaba,    (11 sílabas)
con la loca ilusión de mis quince años;
y en silencio, feliz yo alimentaba
vago temor de amargos desengaños.

La tercera excepción la constituye "El Testamento de Melgar":

Cuando de la muerte me cubra el velo    (11 sílabas)
que no hayan aparatos funerarios,
ni que el bronce del alto campanario
con sus clamores, estremezca el suelo.
Otro Yaraví Arequipeño que escapa a la regla, en esta característica, es el conocido como "Amor Infame":

En lo frondoso                           (5 sílabas)
de un verde prado
a un desgraciado
la voz le oí.
Y entre sus ayes                       (5 sílabas)
y sus lamentos
con triste acento
cantaba así:
Amor Infame,                             (5 sílabas)
díme hasta cuándo?
quieres cruel mando
tener en mí.
Este yaraví  arequipeño,  indudablemente  está derivado del que con el título "Por más que quiero", pertenece a Melgar y es uno de los diez trabajos de este poeta, que son considerados yaravíes en la edición de Poemas de Melgar publicada en Fran­cia en 1878, que se conoce como edición de Nancy -tomando el nombre de la ciudad en que se imprimió- (7).  Lo califico de derivado en la medida, que sus dos primeras estrofas, no figuran  en el  texto melgariano, aunque hoy se cantan así o en la variante que recopilara don Benigno Ballón Farfán: 'Habiendo a un bosque frondoso / Entrado un des­graciado, la voz de oí/ Que entre sus ayes y sus la­mentos / Con triste acento, cantaba así:..." etc. Justamente estos dos  cuartetos  agregados  al texto melgariano   parecieran   reemplazar   los   dos cuartetos de Melgar que no se cantan y que segu­ramente se perdieron en la tradición oral: Por más que quiero / de la memoria / borrar la gloria | que poseí./ Por todas partes / cruel me persigue: | siempre me sigue,/ siempre ¡ay de mí!./
Y finalmente el otro yaraví arequipeño -entre los recopilados- que escapa al verso octosílabo es el conocido como "Paloma Blanca":
Paloma Blanca,                                     (5 sílabas)
alas de plata,
piquito de oro;
no te remontes
por esos montes,
porque yo lloro.
Este yavarí, según versión del doctor José Muñoz Nájar pertenece a un tal Reynoso de Yanahuara; además es muy popular en la costa norte, donde es conocido como Triste.

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